Quisiera
un hospital forjado
de palabras
arboladas, como naves de albas velas, que
encendidas
de azul en la creciente, de rojo en el ocaso,
se volaran
y así,
tras esta insana cifra
de días
poder volver al aire
algo
de lo que su
tropel me ha dado
rotándolas en canto
para callar en bajo
contra este tiempo necio
en el que el llanto se ha adherido a la costumbre.
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